Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén de Rodas y de Malta

Orden de Malta

Testimonio 6 años de Voluntariado: «Hoy quiero decirte que quiero seguir aquí para sanar tus heridas»

23/02/2017 


Mirando hoy el calendario, veo que ya cumplo seis años de Voluntariado en nuestra querida Orden de Malta y me siento unos instantes sobre una piedra al pie del camino para reflexionar sobre lo que dejo atrás.

Quizá no conozco tu nombre, ni tu situación, ni cómo has llegado a necesitar nuestra ayuda. Solamente sé que las circunstancias de la vida te han llevado a vivir en la calle o en un albergue, que estás enfermo o que todo se paró de repente y no sabes cómo continuar. Pero lo que de verdad sé, es que la mano del Señor me puso aquí para que ofreciera parte de mi tiempo en ayudar a mejorar tu vida y tú has conseguido cambiar completamente la mía para siempre.

Por eso quiero recordarte hoy a través de estas líneas. Eres y serás el verdadero protagonista de esta pequeña historia dentro de mi vida. Eres uno de los hermanos a los que Jesús se encontraba a lo largo del sendero y por el que lo daba absolutamente todo sin necesitar nada a cambio.

Hoy quiero decirte que quiero seguir aquí, trabajando en el mismo lugar para poder sanar tus heridas y que sientas cerca una ayuda que nunca se va a cansar. Quiero renovar a tu lado la ilusión y el compromiso que me invadían en los primeros momentos, para que su brillo siempre tenga la misma intensidad. No quiero sentir tristeza cuando te veo. Solamente quiero que sepas que los dos somos la misma persona desde el momento en el que nos miramos. En ti veo el rostro del Señor desde hace ya mucho tiempo y quiero que tú veas en el mío la mano del hermano que se tiende abierta para ayudarte en aquello que necesites.

A una persona muy sabia, escuché decir al principio de mi andadura a través de este nuevo camino, que siempre me llevaría mucho más de lo que pudiera llegar a traer por abundante que pareciera. Quizá con la confusión de los comienzos no presté demasiada atención al mensaje, pero ahora veo la verdadera magnitud y el sentido del mismo gracias a la suma de todas las vivencias acumuladas desde entonces.

Cuando decides dedicar parte de tu tiempo al prójimo, siempre recuerdas con mucho cariño el día en el que todo comienza y te das cuenta que es un camino lleno de retos en el que tu trabajo, por pequeño que parezca, es muy importante para que el resto de los engranajes funcionen. Es cierto que a menudo se encuentran baches o dificultades que se mezclan con las propias de la vida, pero de ellas siempre se extraen pequeñas lecciones que aportan un enorme aprendizaje y entusiasmo que te ayudan a continuar y dar pasos llenos de sabiduría.

No recuerdo estos años como una película que se pone en funcionamiento y puedo ver de forma continuada una y otra vez,…  Me siento, apago la luz y sobre el fondo oscuro comienzo a pasar diapositivas. Son momentos o incluso instantes lo que duran muchas de ellas, pero cuantas cosas me muestran y cuanto valor poseen. Son pequeños detalles como una mirada, una sonrisa de complicidad, una caricia recibida por la persona que no se puede mover, una silueta arrodillada en medio de la noche frente a la gruta de la Virgen en Lourdes, una palabra amable, un gesto de amistad, la emoción de recibir a Jesús, una bendición, cirios regalando su luz a la inmensa oscuridad, una oración, una capa que protege de la lluvia a un enfermo, el rezo del rosario mezclado con el sonido del río, una sonrisa,…

Algunas veces intento imaginarme cuanto podrían durar estas diapositivas tras más de 900 años de Voluntariado. Pero cuando miro aquellas en las que sí he tenido la oportunidad de vivir, encuentro muchas personas que también aportan su tiempo y su trabajo día a día luchando para que nuestro Carisma nunca se apague. Ahora para mí, son mucho más que eso. Son mis mejores amigos, hermanas y hermanos con los que comparto cada pequeño fragmento de esos fotogramas tan importantes. Gracias a todos por lo que me habéis dado durante estos seis años.

Doy gracias al Señor por habernos llamado a compartir esta gran Misión, a la Virgen por ser Luz en medio de cada una de nuestras noches, a nuestros Santos y Beatos y a todos aquellos que durante tanto tiempo se unieron en oración para seguir dando forma a la Cruz del Hospital y vestirla de blanco con su guía e inspiración.

Alberto Sánchez López

Voluntario

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