Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén de Rodas y de Malta

Orden de Malta

Testimonio desde el Perú. Primera semana en Carhuapoma.

15/07/2022 


Carhuapoma – 07/07/2022                                                            

-«Dejad que los niños se acerquen a mí y no se lo impidáis, porque de los que son como ellos es el reino de los cielos»-. 

Cumplida la primera semana en Carhuapoma, vuelvo a sentarme delante del ordenador buscando las palabras adecuadas para describir la experiencia que estamos viviendo aquí, aunque bien sé, que un ser humano no es un manantial de agua cristalina del que brote tanta sensibilidad. Huyendo del calor, busco un banco bajo el largo porche que protege del sol, el lateral de la casa, y antes de pulsar la primera tecla para comenzar este texto, el banco se llena de niños. Uno me abraza, otro coge el libro de oraciones y curiosea, dos juegan en el suelo con unas simples chapas de las botellas de jugo, otros tres reclaman que les muestre alguna foto de España, en el portátil y el más pequeño de toda la casa me pide un caramelo. Y en cada rostro una sonrisa, y dentro de cada sonrisa, simplemente Jesús. Él Vuelve a hacerse pequeñito, como en aquella noche de Navidad, para acercarse a nosotros, de la forma más sencilla. Así es Él. Es sencillo, humilde y absolutamente impredecible. Es cariñoso e irradia tanta ternura que esta se escapa a nuestra comprensión. Siempre busca decirte algo de la forma más simple y para ello reclama constantemente tu atención.  

Así es esta casa y así vivimos todos los hermanitos, como nos llaman acá, esta experiencia que nos está reconstruyendo de arriba a abajo.  

Hoy, al final de la mañana hemos acudido a Bellavista para compartir con las niñas el almuerzo y pasar la tarde; unas clases, los deberes, un partido de fútbol y muchos instantes inolvidables. Estuvimos allí el pasado martes, para conocer la nueva casa que Padre Ignacio está construyendo para Ellas, y también el lugar donde viven ahora y que tanto nos ha marcado.  

Son iguales a los niños en educación, pero están perfectamente organizadas y llenas de complicidad. Su voz es un coro de pequeños ángeles, bendiciendo la mesa. Si en la casa de los niños nos hemos encontrado con Jesús, aquí ha sido con María. Ella ha extendido su mando para proteger bajo su sombra, a estas niñas cuya sonrisa es infatigable. Han pasado por tanto en sus vidas, que aunque son pequeñas, al mismo tiempo ya son adultas.  

Esta mañana estuve muy temprano en la capilla sentado en el suelo, rezando bajo el sagrario. Tras escuchar algo, abrir los ojos y volver la cabeza para ver qué pasaba, uno de los niños estaba ya sentado a mí lado. En sus manos llevaba un libro de canto y quería que cantara con él algunas canciones. Los dos cantábamos una canción conocida con la mirada fija en el sagrario, y me pregunté; ¿Y si es Jesús?  ¡Sí, Jesús! ¿Y si de verdad es uno de los niños? ¿Nos estará poniendo a prueba? ¿Querrá ver hasta dónde llega nuestra paciencia, nuestra generosidad y nuestro amor por Él?  ¿Quizá hemos llegado aquí por esa razón?… La vida aquí se construye a base de momentos como este. No hay que organizarse el día ni buscar nada concreto. Es Jesús el que hace nuevas todas las cosas. 

Un abrazo en San Juan 

Alberto Sánchez 

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