Jornada Mundial de los Pobres que se celebrará el domingo, día 14 de noviembre de 2021.
Con ocasión de la Jornada Mundial de los Pobres que se celebrará el día 14 de noviembre, domingo. El Delegado para las Comunicaciones y Consejero Asesor de Presidencia ha enviado el siguiente texto:
“Los pobres son Sacramento de Cristo”.
Papa Francisco.
El día 14 de Noviembre se conmemora la V Jornada Mundial de los Pobres, por lo que hemos de aplicar las palabras del Discurso sobre el pobre Lázaro, II, 5: “El hombre Misericordioso es un puerto para el que está en la Necesidad“.
Para la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta la confraternización y el acogimiento al vulnerable, al indigente, al necesitado, al marginado, a los discriminados, a las personas solas, a Nuestros Señores los Pobres, es nuestra seña de identidad, la entrega de nuestro Carisma.
El primer pobre es Nuestro Señor Jesucristo. Él los representa a todos. El rostro que dimana de la Revelación es la proximidad al desvalido.
La pobreza adquiere toda su Grandeza al ser el signo de la presencia de Cristo entre nosotros.
“Los pobres son verdaderos evangelizadores al ser los primeros evangelizados. Son los llamados a compartir las Bienaventuranzas de Nuestro Señor” (Mt 5, 3). Con la acción que desarrollemos a favor de ellos, conseguimos muchas enseñanzas. Conocen y comparten al Cristo sufriente. Nuestra obra Melitense es invitación a reconocer la fuerza salvífica de los hermanos que padecen insuficiencias en sus vidas y hemos de ponerles en el Centro de nuestra labor hospitalaria. Debemos descubrir a Cristo en ellos y aprender la sabiduría que Dios trasmite en ellos.
Escucharles, interpretarles ha de ser la labor a desarrollar por el que quiera entregarse a una vida consagrada sanjuanista, poniendo nuestra atención en el otro, considerándole parte de sí mismo. Esta “atención amante” es el inicio de la preocupación por su persona a partir de la cual hemos de buscar su bien. Trabajar para devolverle la dignidad perdida y asegurarle, con garantías, su inclusión social, generando fraternidad. Lo conseguiremos abriéndonos a la GRACIA de Nuestro Señor Jesucristo, que puede hacernos testigos de la Caridad sin límites.
Hay más formas de pobreza que suelen ser causadas por desórdenes morales que nos impiden trabajar para reponer la dignidad humana. Quizá la pobreza máxima es la que impide la entrega al prójimo, creando una hermandad con él.
Nuestra labor asistencial en nuestra Soberana Orden ha de consistir en acoger al vulnerable en su casa, en la calle, en los hospitales, en las Residencias, “en los oscuros rincones donde se encuentren o donde se escondan”, en los Centros de Acogida o de Refugio. Personados y con el fin de conseguir nuestra incondicional entrega en estos lugares, hay que atenderles, escucharles, sentirles, en común unión con ellos para saber cómo perciben y qué deseos tienen en el corazón para, con mucha delicadeza, tiempo, paciencia y desprendimiento personal sin límites, aspirar a ser capaces de llegar a mitigar su sufrimiento.
De esa manera se integrarán a nuestra vida y llegarán a formar parte de nosotros mismos para intentar que lleguen a ser instrumentos de nuestra propia salvación en Nuestro Señor Jesucristo y consigamos llevar a cabo una vida en plenitud Melitense.
Alfonso Pérez-Maura. Comunicaciones. 11-11-2021.
