Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén de Rodas y de Malta

Orden de Malta

Testimonio – GÖTZE

12/07/2021 


Testimonio – GÖTZE Por Isabel Valenzuela

Hace una semana me pidieron que escribiese un testimonio en el que debía hablar de mi experiencia de voluntariado con los chicos de Götze. Cuando me dieron la noticia me hizo mucha ilusión ya que conozco a estos chicos desde hace ya unos años y son personas increíbles llenas de bondad y de amor. Antes de nada, me parece importante decir que mi experiencia con chicos discapacitados se remonta mucho antes de la primera vez que conocí a los chicos de Götze. Cuando tenía 3 años nació mi hermano José Ignacio o Tato, Tato es un chico que nació con discapacidad mental y física. Gracias a el he aprendido lecciones como la humildad, el respeto o la inocencia. Tato es la alegría de la casa y el pilar que sostiene nuestra familia y nos une día a día. Ahora sí, hablemos de mi experiencia de voluntariado. Recuerdo perfectamente la primera vez que conocí a los chicos de Götze. Fue en mi primera peregrinación a Lourdes con la Orden de Malta. Yo tenía solo 14 años, pero jamás olvidaré la lección de amor que aprendí aquellos días. Y es que cada vez que servíamos a uno de nuestros señores los enfermos servíamos al mismísimo Jesús.

Desde entonces cada vez que veo a los chicos de Götze me acuerdo de esta frase y si ese día estoy agotada o me falta paciencia me acuerdo de que estoy sirviendo a Jesús y los problemas desaparecen. Dos años después volví a Lourdes como enfermera. En esa peregrinación en la que se suponía que yo iba a ayudar y a servir sentí que ellos me habían dado mucho más. Se podría decir que me enamoraron y esa fue una de las razones por las que comencé a visitarles los domingos en la fundación. Para mi ir a verles los domingos era imprescindible. El hecho de verlos sonreír cada vez que llegamos o ver cómo te agradecen con besos y abrazos que vayamos a visitarles me fascina. Una vez que estás ahí el tiempo se pasa volando, todo son alegrías y risas.

Muchos de ellos pasan la semana esperando a que llegue el domingo para venirse con nosotros al Vips a tomar tortitas, al cine o al parque. Se mueren de ganas de que los escuchen, de que les des abrazos y de reírse contigo. Son personas increíbles y llenas de inocencia y de amor. Personalmente creo que todo el mundo alguna vez en su vida debería hacer alguna actividad de voluntariado con chicos especiales porque te cambia la forma de ver la vida y te llena de motivación y de felicidad. También quiero dar las gracias a la Orden de Malta por acogernos en todas y cada una de las actividades que organizan con los chicos. Tanto las salidas de los domingos, como el campamento de Julio 2020 o las peregrinaciones a Lourdes son actividades en las que ellos disfrutan como locos y en las que los voluntarios aprendemos lecciones inolvidables.

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