Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén de Rodas y de Malta

Orden de Malta

Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado

24/09/2021 


El 26 de septiembre, domingo se celebra la 107ª  Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2021.

En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aún a los más pequeños, a mí me lo hicisteis”. Mateo 25, 31-46.

 Desde 1914 la Iglesia católica celebra la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado. Este segundo año, tan difícil, de pandemia se conmemora el domingo 26 de Septiembre. Para ello, Su Santidad el Papa Francisco ha trasladado su pensamiento en “Fratelli Tutti”, “Hermanos Todos”. En esta carta promueve que “El Nosotros” sea cada vez más grande, como lema de la Jornada.     

Nuestro caminar, en el mundo globalizado en que nos encontramos, ha de ser compartido con nuestros hermanos: el Prójimo, que es el Próximo, cumpliendo el espíritu y el carisma melitense que dimana de las Bienaventuranzas.                                                                                                                                          

El itinerario ha de ser común. Todos somos imágenes de Dios. Somos creados para desarrollar una Común Unión en la diversidad. La Revelación de Cristo y la Redención que con su Resurrección Nos concede, es a toda la familia humana en su conjunto. Esta Resurrección tiene por finalidad que “Todos seamos Uno”, (Jn 17, 21). Hoy día ese “Nosotros”, muy desgraciadamente, está fragmentado, desfigurado.                                                                                                                                                              

Al acogimiento que la familia sanjuanista tiene que practicar con los hermanos, se le opone el nacionalismo cerrado y agresivo y el individualismo radical, en la sociedad civil pero también en las comunidades eclesiales. Los que primero sufren las consecuencias de este nacionalismo y de este individualismo es la población migrante, los extranjeros, los forasteros, los marginados, que padecen la vida de las periferias.

 Como católicos, creyentes en la universalización del Mensaje redentor de Cristo, todos formamos parte del mismo empeño y todos tenemos una misma misión de fraternidad cristiana. Somos “Un solo Cuerpo y un solo espíritu”.                                                                                             

Derramándose este espíritu en nosotros hemos de ser capaces de acoger a nuestros hermanos y de crear una unidad que respete la diversidad de cada persona, armonizando las diferencias. Hemos de fomentar el diálogo intercultural, que esa diversidad impone, para enriquecerse mutuamente y crecer como el faro que nuestra Soberana Orden es para la Iglesia Católica en el amor y atención del prójimo.                                                                                                                                 

Al estar bautizados somos miembros de una única iglesia, que conforma una única familia. Como Capellanes, como Hermanas Sanjuanistas; como voluntarios; miembros, Caballeros y Damas; trabajadores y como donantes de nuestra Soberana Orden y siguiendo su carisma tenemos que forzarnos en incluir en nuestra comunidad religiosa y en la sociedad civil a nuestros hermanos que serán diversos, por estar en una situación de desplazados, de inmigrante, de Refugiado.    

Así desarrollaremos la labor Misionera de la Iglesia que es el acogimiento del prójimo-próximo, testimoniando así la virtud de la Caridad y trabajando con esperanza para lograr una sociedad mejor. Hemos de ser testimonios con nuestro obrar de estos carismas sanjuanistas de atención al que, por sus circunstancias coyunturales concretas y posiblemente pasajeras, lo pasa mal, en el territorio donde está que no ha de serle hostil.

 El futuro global ha de enriquecerse en la diversidad y en las relaciones interculturales, para crear así sinergias positivas que generen un hermanamiento que posibilite una armonía fructífera de paz, en un entendimiento ecuménico e interreligioso. 

Hemos de estar abiertos. Esforzarnos en construir puentes para favorecer puntos de encuentro, “conscientes de la interconexión que existe entre nosotros”, para avanzar sin miedo en la creación de una sociedad más fraterna. Esta apertura a los demás se ha de hacer con un compromiso personal que nos faculte hacernos cargo de la ayuda a los hermanos bien sean vernáculos o forasteros, residentes o de paso.

Alfonso Pérez-Maura.   

Comunicaciones.                                                                                              

14-09-2021.

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